Me encanta verte hacer. Hacer y deshacer tus pasos, cuando
eres uno y pareces un ejército entero de hombres a tu servicio. Y sólo eres tú,
y eres tanto que te desconoces. Y me gustas.
Eres luz sin guión previo, predecible y sorprendente. Me voy
y te miro, te vas y cierras los ojos. Y me gustas.
Casi tocamos la puerta de la siguiente escalera. Y deseamos
una costa azul de playas verdes, que sí, que existen. Y existes tú desde mi mirada, y yo odio pestañear por perderte de vista. Y me gustas.
Me gustas porque me quieres así, imprecisa, aunque no
entiendas nada. Ves belleza y tu hogar.
Y yo también.
Te quiero.