Antes del león en la puerta de mi casa
que en vez de ambientador llevará Platero
quiero anunciarte
que odio esperar.
Que vuelas y aun así
vas despacio
para mi hambre.
Hambre que devora sin digerir
ni uno solo de los roces
porque no hay tiempo.
No hay tiempo para masticar
algo tan abstracto,
que me sienta como un traje a medida,
que a tu contacto se funde.
Mientras te espero, por tanto,
soy la voz de la lluvia
que te besa la cara
tan delicada.
Soy un baile en el salón
soy tus ganas de aprender
y tus 'cuánto has aprendido'.
Soy las canciones
con las que te identificas.
Y te quiero escribir todas sus letras
en la piel.
Y te quiero cantar
al oído.
Y te quiero.
Quizá no lo entiendas
o tal vez no lo dudes
pero si te pienso y no estás me ahogo.
Y me gusta.
Y con el cabello gris
el mañana será un presente
donde olvidaremos el olvido
y cómo ha cambiado el mundo.
Por catorce millones de amaneceres
desde un mirador.
sábado, 29 de noviembre de 2014
lunes, 10 de noviembre de 2014
58.
Ayer cogí a la luna del cuello
para que me confesara de una vez
por qué algunas veces nos mira durante un segundo
y otras parece la eternidad.
Le pregunté por las camas vacías de otro cuerpo,
por las faldas y las frentes cortas.
Le pregunté por qué vivía en la noche
tan pasional
tan peligrosa
tan extrema.
le pregunté que si creía en el amor
en la guerra y la paz alternándose
en un metro treinta y cinco de ancho
y uno noventa de largo,
en las diferencias entre seres humanos,
en los errores que cometemos en la vida
y en la vida que no sabe qué es un error
aunque los escupa a todas horas.
Le dije que yo no quería juegos
que había venido al mismo lugar
con la misma compañía
para beber azúcar en San Francisco,
que me daba igual piña colada
que cóctel molotov
cuando a mi ya me estallaba
el alma de alegría
Así que se quedó quieta
mirándonos bailar
en un suelo irregular
acompañados por la soledad
solos en compañía
pero siempre dos.
Y cuando me cansé la mandé a dormir
que el siguiente capítulo
estaba censurado.
Alguien en un sexto piso
durmió de felicidad,
murió de sueño,
se emborrachó de piel,
se bebió las caricias.
para que me confesara de una vez
por qué algunas veces nos mira durante un segundo
y otras parece la eternidad.
Le pregunté por las camas vacías de otro cuerpo,
por las faldas y las frentes cortas.
Le pregunté por qué vivía en la noche
tan pasional
tan peligrosa
tan extrema.
le pregunté que si creía en el amor
en la guerra y la paz alternándose
en un metro treinta y cinco de ancho
y uno noventa de largo,
en las diferencias entre seres humanos,
en los errores que cometemos en la vida
y en la vida que no sabe qué es un error
aunque los escupa a todas horas.
Le dije que yo no quería juegos
que había venido al mismo lugar
con la misma compañía
para beber azúcar en San Francisco,
que me daba igual piña colada
que cóctel molotov
cuando a mi ya me estallaba
el alma de alegría
Así que se quedó quieta
mirándonos bailar
en un suelo irregular
acompañados por la soledad
solos en compañía
pero siempre dos.
Y cuando me cansé la mandé a dormir
que el siguiente capítulo
estaba censurado.
Alguien en un sexto piso
durmió de felicidad,
murió de sueño,
se emborrachó de piel,
se bebió las caricias.
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