martes, 29 de marzo de 2016

Palabras.

No tengo palabras. No me quedan. Se deshacen. Vierto en tus manos todo lo que soy. Arden cataratas de  escalofríos, y no hay muro que quede en pie. 

Y el mundo no deja de girar y nada de lo que haga tendrá sentido hasta bien entrada la noche, cuando cuentes hasta diez y me haya dormido a tu lado. 

Yo con algún roto de no saber qué darte, y tú feliz, haciendo remiendos con poco más que unos cuentos infantiles. 

Aún así no existe nadie hecho solamente de virtudes. Por suerte. Porque es entonces, cuando asoma la oscuridad, que me dejas devolverte la vida que me has dado. 

No tengo palabras, y aún así, cada frase que formule será tuya.