jueves, 4 de febrero de 2016

Calma.

Imaginación,
grave,
en el mejor de los sentidos,
en contra de todas las reglas gramaticales. 

Nunca se agota la vida, el deseo. Nada es temporal. 
Por el momento. 

Pero
hasta la generosidad puede morder si la miras de cerca.

Y entonces sí.
Sí que confío en una mano acariciándome el pelo
como si fuera a envejecer si no lo hace.
Como si el frío sobre mi cuerpo
le arrancara el oxígeno.
Como si una luz apagada
fuera aire
directamente inyectado
a sus venas.

Y parece que el sentido se ha perdido,
por más que grito no regresa,
pero siempre estás tú, amor,
trayéndolo de vuelta.

Ese es el secreto. Lo revelo y sigue siéndolo. Ese es el secreto.