miércoles, 31 de diciembre de 2014

MMXIV

De nuevo un final
en verso libre,
sin apenas percatarnos
-o aunque apenas me haya percatado-.

Hemos visto tanto en un puñado de meses,
hemos sentido tanto,
que ahora la línea vital no tiene altibajos
sino rizos pronunciados
adornando las costuras.

Hace un año él y yo ardíamos
por distintos motivos,
y hoy,
después de que sus ojos ya no piensen igual,
después de que recoger los destrozos,
después de besar la razón
por  no haberla visto antes,
es música el crepitar del fuego,
porque hemos ardido juntos
y vuelto a nacer.

Cómo no
trescientas sesenta y cinco lunas se visten de lecciones,
de rostros con dolor y gestos compasivos,
de personas que te tienden la mano 
       aunque la pierdan después,
de cuerpos que no saben qué va a ser de ellos
ni les importa,
porque tienen rabia en vez de huesos,
y sólo respiran su aire
creyendo no ahogarse así.
Lo siento,
os ahogaréis.

Trescientos sesenta y cinco cielos azul turquesa,
marino,
grises.
Defectuosos, como uno mismo.
Aunque si tu familia no se limita a tu sangre,
si no cuentas a los tuyos
con los dedos de las manos,
los defectos son tolerables
y hasta perder el norte cobra sentido.

No, eso no,
el norte jamás perderlo,
con sus refugios y su oxígeno,
con su gente, su verde,
su sidra, su aroma.

Me llevo a la espalda
fortuna en abundancia,
un par de golpes de realidad,
y los ojos bien abiertos,
además de poesía bajito
y en secreto;
lluvia para mi jardín.

Gracias.

sábado, 29 de noviembre de 2014

La espera.

Antes del león en la puerta de mi casa
que en vez de ambientador llevará Platero
quiero anunciarte 
que odio esperar.

Que vuelas y aun así
vas despacio
para mi hambre.

Hambre que devora sin digerir
ni uno solo de los roces
porque no hay tiempo.

No hay tiempo para masticar 
algo tan abstracto,
que me sienta como un traje a medida,
que a tu contacto se funde. 

Mientras te espero, por tanto,
soy la voz de la lluvia
que te besa la cara
tan delicada.
Soy un baile en el salón
soy tus ganas de aprender
y tus 'cuánto has aprendido'.

Soy las canciones
con las que te identificas.
Y te quiero escribir todas sus letras
en la piel.
Y te quiero cantar 
al oído.
Y te quiero.

Quizá no lo entiendas
o tal vez no lo dudes
pero si te pienso y no estás me ahogo. 
Y me gusta.

Y con el cabello gris
el mañana será un presente
donde olvidaremos el olvido
y cómo ha cambiado el mundo.

Por catorce millones de amaneceres
desde un mirador.

lunes, 10 de noviembre de 2014

58.

Ayer cogí a la luna del cuello 
para que me confesara de una vez
por qué algunas veces nos mira durante un segundo
y otras parece la eternidad.

Le pregunté por las camas vacías de otro cuerpo,
por las faldas y las frentes cortas.
Le pregunté por qué vivía en la noche
    tan pasional
    tan peligrosa
    tan extrema.
le pregunté que si creía en el amor
en la guerra y la paz alternándose
    en un metro treinta y cinco de ancho
    y uno noventa de largo,
en las diferencias entre seres humanos,
en los errores que cometemos en la vida
    y en la vida que no sabe qué es un error
    aunque los escupa a todas horas.

Le dije que yo no quería juegos
que había venido al mismo lugar
con la misma compañía
para beber azúcar en San Francisco,
que me daba igual piña colada
que cóctel molotov
cuando a mi ya me estallaba 
el alma de alegría

Así que se quedó quieta
mirándonos bailar
en un suelo irregular
acompañados por la soledad
solos en compañía
pero siempre dos.

Y cuando me cansé la mandé a dormir
que el siguiente capítulo
estaba censurado.




Alguien en un sexto piso
durmió de felicidad,
murió de sueño,
se emborrachó de piel,
se bebió las caricias.



viernes, 24 de octubre de 2014

Monstruos.

Dicen que si uno habla de los demonios que se cuelan en su panel de control corporal, estos desaparecen. Pero muchos apenas los mencionan por miedo a que, en lugar de evaporarse, se instalen en otro lugar al ser liberados.

Dicen que viven en un sótano hecho de nada que conozcamos y lleno de todo lo que deseemos. En medio de tanta confusión tienen una jaula anclada al suelo en la que encierran a sus víctimas.

Dicen que entre los miles de objetos que se hallan allí, hubo unas matrioskas, y en el interior de la más pequeña dormía una niña. Una vez, un enmascarado le inyectó dieciséis años de golpe.

Y luego la nada.

La oscuridad.

Ese fue uno de los cuerpos enjaulados en el sótano, donde le llegaba el agua hasta el cuello y su reflejo era la única compañía. Como después de una lobotomía, era un ente que carecía de sus sentidos. Se avergonzaba de su suciedad y suplicaba ser liberado. Imploraba que alguien sacara a su familia de allí, que cada día que pasaba le iba trayendo a un ser querido al que no podía ver, oír, tocar, oler ni dirigir palabra alguna, pero compartía su condena. "El suelo vencerá por el peso de tanto dolor en tan pocas personas", pensaba, y el espejo estallaba de risa recordándole que no podía caer más bajo. -Este, a pesar de hacerse añicos, siempre volvía a reconstruirse para que ella no dejara de verse a sí misma una y otra vez-.

Dicen que si al cabo de unos años no regresas del subsuelo, ya nunca puedes salir del todo. Con suerte mirarás por la ventana y de tanto leer a Platón te acabarás convenciendo de que tu realidad está dentro de un contenedor de vidrio. Y con los cristales rotos querrás rehacerte a ti mismo.

La niña a la que alguien oxidó supo salir volando de aquel lugar. Y desde entonces vuelve a la infancia a menudo para evadirse de las secuelas y la inevitable madurez.

sábado, 18 de octubre de 2014

Dama de día.

El sol todavia está bostezando cuando él se levanta de la cama para liarse a puñetazos con el lunes. Aunque en cierto modo se hace más llevadero con un café y una voz femenina que le recuerde que si se va la luz le encenderá un millón de velas. Y así recurre durante cinco días a su fuerza y su precisión, porque nadie más se rasga las manos para poder regalarle el mundo a otra persona.

Llega el quinto a su fin, con las súplicas de una y las réplicas del otro, que sólo están a dos letras -y a dos besos- de distancia. Ya lo dijo ella una vez, borracha como una cuba: la noche es como el toreo. Más de uno sabrá de lo que hablo.

El sexto es más llevadero, hasta que la luna les sorprende y se asoma a reírse en su cara y a escupir dudas a sus ojos cansados. Dudas, dudas, dudas. Tan delgadas que caben por cualquier ranura si te dejas la puerta entreabierta. Así, sin escrúpulos, se presentan y torturan a la confianza hasta que esta se vuelve loca.

Y después el séptimo, que firma un tratado de paz con las almas de ambos. Y es que al final ella desea mirarse en sus ojos toda la vida, porque se ve más bonita que la risa de un niño; y él teme que se desvanezca si no la besa lo suficiente. Así que, en realidad, son dos que son uno, que han aprendido a base de golpes y caricias, y que han decidido no contarle a nadie sus secretos. 

Antes callaron con las mismas palabras a distintos oídos, pero sin certeza alguna asomando en cada sílaba. Hoy hay tanta certeza como cerveza en la nevera, y no hace falta ensuciarla con palabras.

Si algun día alguien os revuelve del mismo modo el estómago y las sábanas, no dudéis en dejar que conozca cada milímetro de vuestra mirada, en todas sus versiones. Y seguro que ansiará anidar en vuestra garganta. 


PD: Ella seguirá llorándole a las doce porque es tarde y no puede dormir. Y él deseará ser siempre su boca tranquilizadora. Y se disiparán las dudas como lo hace la niebla. 


martes, 14 de octubre de 2014

Llueve.

Si hoy llueve
es porque no tenéis que hablar del amor
sino mostrarlo,
y hacerlo.

Cambiad los pretextos
por una caja de sorpresas
y ya veréis lo fácil que es
des(a)nudarse el corazón.

El frío es para que os cobijéis 
en unas caderas.
Agarraos fuerte
porque vendrán curvas.

Y si perdéis las manos
debajo de una falda
con la excusa del otoño
procurad que el cigarro de después
tarde años en consumirse.

Por cierto,
no os larguéis corriendo de una cama
para restarle importancia,
ni os metáis con prisa en cualquier otra
si así convertís en sombra
el rostro que os espera en casa.

domingo, 5 de octubre de 2014

Madrugada.

La desesperación y su capacidad de hipnosis. La muy puta siempre me encadena contra mi voluntad.

Y llego a la cama y no sé si aquello fue por haber perdido el tiempo, o porque cuando me falta el sueño me sobra la estupidez.

El caso es que esta mañana me he mirado al espejo te he visto en mis ojos. Y todo lo demás ha desaparecido. 

Porque no me importa.

Porque estás tú.

Con tus abrazos curativos y un sol de invierno en tu boca. 

Con tus manos fuertes y la magia que las baña.

Y así es como calmas a un león sin darte cuenta.

sábado, 27 de septiembre de 2014

Metáforas.

A veces,
a algunos,
si nos da por pensar en la oscuridad,
en las injusticias diminutas
o en las más exorbitantes,
se nos desgarra el día
y nuestra frente permanece opaca
por mucho que la luz
suplique entrar portando consuelo.

Error. Craso error.
Abajo con la opacidad,
que entre la brisa del aliento
de una carcajada,
que siempre es más agradecida 
que cualquier cosa hecha jirones.

Al fin y al cabo,
al llegar a casa
nada es tan importante
y todo vale la pena.
Yo me quedo con lo que me abriga.

Y al final soy demasiado amiga de metáforas que sólo uno mismo comprende.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Una menos.

Allí donde la soledad te destapa en plena madrugada, y abre la ventana para congelarte el corazón. 

Allí donde se tiran, por el tobogán de tus mejillas, burbujas de abatimiento.

Allí donde te grité "ven" por escrito, porque el mundo se me hacía un extraño conocido.

Allí viajé.
Allí te necesité.
Allí llegaste 
-por circunstancias ajenas, si quieres-
mal y tarde.

Y allí se me perdió una noche.

sábado, 13 de septiembre de 2014

El vacío.

Aún no conozco el nombre de aquello que sin querer se quiebra una y otra vez, sólo por disfrutar del placer de una recomposición. Pero existe. 

Existe, y en ocasiones casi puedo palparlo, aunque a veces se me aparezca como la sombra de otra sombra en la penumbra más absoluta. Así, imperceptible, anulando cualquier indicio de buena voluntad.

Es demoníaco, posesivo y el eterno lastre que toda inseguridad acarrea. Es vacío, es frialdad. Es miedo, el muy cabrón. 

Así que aseguraos de que echáis bien la llave, que aprovecha cualquier boca abierta para colarse y  deleitarse con el caos que va sembrando. Le gusta hacer ladrar acusaciones a nuestras caldeadas cuerdas vocales.

Y por experiencia sé que huye con un atisbo de paciencia o de intención. Y deja siempre tras de sí una útil moraleja.




lunes, 8 de septiembre de 2014

Breve manual anti-ojeras.

Para un óptimo sueño cada noche, recuerde:

Es preferible el sopor 
tras horas de llanto, 
al insomnio colérico 
de una discusión inacabada.
-El primero es desahogo,
el segundo, impotencia.-

Debe quemar 
antes de dormir
todas esas verdades a medias
que, con pluma de gallina,
le hayan dedicado en alguna ocasión.

Y, por último,
amordace bien sus pensamientos
que se les oye gritar 
a más de diez kilómetros;
y procure que no escapen
las ansias de contraatacar,
podrían causar graves perjuicios
a largo y corto plazo.



lunes, 1 de septiembre de 2014

Exceso de calor.

Los ciento veinticinco caballos
galopaban desbocados 
deseando dejar atrás
el duro asfalto de ciudad 
y,
sin querer, 
los días han corrido
casi tanto como ellos.

De vuelta a la dureza

de un colchón desierto,
como si las veinticuatro horas
vividas treinta veces
hubieran sido una mera fantasía.

Se me seca la piel

de no rozar la tuya al acostarme.
Evocar tanto que nadie sabe,
aun sin querer,
hiere más que cura;
como si de un sueño borroso
se tratase cada noche.

El tiempo huele a fortuna

o a desazón 
según dónde decida uno perderlo.
Personalmente hoy saboreo más
una escuela cerrada 
que mi ventana abierta. 


lunes, 7 de julio de 2014

Impulsos.

No me arrepiento de llamarte
de madrugada 
para contarte cuánto mide mi enfado
y cuánto pesa mi orgullo, 
para decirte que mañana 
seguiré ladrando que no quiero verte,
para mendigar tus disculpas
y entonces,
sólo entonces,
ser capaz de ceder.

Los innumerables fracasos

para terminar con una conversación
me dan la victoria 
sobre esa sal en tus heridas 
de la que a veces soy responsable.

Por cierto,

no es que me guste constatar
dónde está el límite
de tu paciencia
o de los decibelios de tu voz
cuando te desesperas,
pero he comprobado 
que la primera, por suerte, no lo tiene
y los segundos suben
sólo hasta que me rozan
atormentados
implorando un armisticio.

Tregua concedida, 

sólo quería aclarar 
que soy un bombardero 
con un secreto:
a veces me gusta refugiarme en un búnker,
en tu búnker,
y dejarme de granadas.




domingo, 29 de junio de 2014

De manera concisa.

Hoy seré breve.

No voy a hablarte de esperar durmiendo en tu cama,
ni del desayuno de buenas noches,
ni de la falta de sueño
por exceso de escándalo.

Tampoco mencionaré la luz de tu mesilla
que nos dejó en penumbra
y aun así nos miramos,
ni mis despertares hambrientos,
ni los besos ciegos
a horas (más o menos) tempranas.

Sólo venía a decirte que me declaro culpable
de los libros y las ranas en tu vida,
consciente 
de lo absurdo que es llorar 
por la forma más estúpida de injusticia,
y satisfecha 
de regar contigo rosales cada día
y me cures las heridas de sus espinas.

Gracias por custodiar mis sueños
y ahuyentar las pesadillas.


domingo, 15 de junio de 2014

Reales.

"Cierra los ojos".
Así,
expectante,
con los ojos bien cerrados
y el corazón bien abierto
me dejé guiar
por tus manos al volante
camino a qué sé yo dónde.

Y los abrí
con tu boca en mi oído
recitando la introducción:
Aquí empezó todo.
Allí estábamos,
con catorce catorces,
con miles de motivos,
de secretos,
de heridas
más,
volviendo al kilómetro cero.

Después, la magia en mis oídos,
con un huracán de emociones
y gotas de sensibilidad
resbalando hasta el cuello,
porque ellos nos cantaban
a nosotros,
sólo a nosotros.
Así lo quise vivir.

Y el asiento del coche puede ser
lo que le pidamos
hambrientos de todo, 
sedientos de todo.

Creo que reí hasta morir,
que me alejé realmente
de la vida
contigo, 
que fallecí
entre carcajadas.
Y qué bonito fue.

También volví a reír
mientras bailamos,
porque una vez más
Suárez tuvo razón.


Y lo que vino después
de que el viento jugara con mi falda,
al abrir la puerta de casa
y cerrar la de la habitación
solo puede mencionarlo
tu memoria,
susurrando, 
para que no se lea
en nuestros ojos
el delirio 
por amarnos así.

No existen circunstancias
más deliciosas
que mi cuerpo dormido 
buscando el tuyo,
que despertar porque me besas,
que regalarnos libros.
No hay nada más satisfactorio 
que tu rostro
cuando te digo
que sólo nosotros
somos reales. 













sábado, 31 de mayo de 2014

Escritos de posguerra.

Cada viernes soy
-por la noche-
un árbol al pie de un volcán
en erupción,
y la lava
hace estallar mi cuerpo
en llamas.

Cada viernes eres
-por la noche-
un caballo tirando
de las ganas
de que crea
en ti
y de la impotencia
de que no sea
así.

Cada viernes somos
-por la noche-
dudas amarradas
a un muelle de papel,
libros rotos,
un cartel de advertencia:
"Cuidado, alta tensión",
dos cuerpos suicidándose,
cayendo
al fuego
de la ira descontrolada.

Pero
después,
el sábado soy
-por la mañana-
un pájaro de vuelta 
a su nido,
la marea cuando baja,
alguien que asesina
al color gris
de las nubes de tormenta.

Después
el sábado eres
-por la mañana-
arena fina,
vidrio frágil,
alguien que celebra
la muerte
de ese maldito
color gris.

El sábado somos
enredaderas,
una bandera blanca
de rendición,
aguja e hilo.
De nuevo
somos
nosotros.

Y juro
que me estrellaría
cada noche
contra cualquier guerra
para poder escribir
al día siguiente
desde esta paz,
para esta paz,
por esta paz,
sobre esta paz.




domingo, 18 de mayo de 2014

Después.

Qué hacemos con el monstruo bajo tu cama, que trepa por tu espalda cuando despiertas y te araña la piel, y me araña el alma. Responde al nombre de cobardía. Y no sé a dónde llevan tus palabras cuando carecen de sentido, cuando hablas sin pensar, y cuando piensas callando.Y ahora cómo voy a prometer que bailaré al fin y al cabo, un verano en tus manos o un invierno en tu boca. Resuenan los acordes de tu risa en las paredes de mi pecho, y aún no encuentro respuesta para tu ausencia de principios, para tu vacío emocional. Hay mucho camino por andar, aullarás a la luna y le suplicarás que deje de devolverte una mirada que no es la que buscas, no es la que te falta. La vida siempre ofrece lecciones sin interpretar, para que escojas cómo encajar los golpes. Mientras, Andrés canta en mi habitación. "Cuídate, nos debemos la vida", como si nos conociera. Como si supiera de tus cafés solos, de tus susurros, de tus lunares. Como si supiera de mis debilidades, de mis ganas de guerra, de mis despertares. Me pide que vuelva, cuando tengo que estar sola, probar el egoísmo, saborearme detenidamente. En eso consisten mis días tras dejar de navegar hacia tierra firme. Ahora hay tormenta. Pero lo cierto es que la luz cada vez entra con más intensidad por mi ventana, para bañar en claridad mi habitación, y a mi con ella, para dar una tregua al dolor. Me ha regalado una balanza. Sólo tengo que comprobar hacia dónde se inclina.

martes, 6 de mayo de 2014

Fragmento de una historia.

“Solía pensar
en su facilidad
para
convertir
un momento 
corriente
en algo 
extraordinario.

Simplemente
con que mi cabeza 
reposara
sobre su vientre
–liso, fuerte, perfecto-
veía el mundo
desde una perspectiva
fascinante,
y el techo
de su habitación
era
desde ahí
un hermoso paisaje.

Cada calada
sabía distinta,
llevaban
un pedacito
de las horas
que acabábamos de compartir,
con un toque
de incierto
y excitante
futuro.

Nuestras bocas
hablaban
de todo y de nada,
sedientas de palabras
que dieran algo de sentido
a la demencia
que conllevaba
una pasión tan intensa,
relamiéndose
por el sabor que dejan
siempre
aquellas cosas
que nadie sabrá
 jamás.

La tarde voló,
la noche
no llegaba,
y entre la confusión
de tanta luz
que entraba por la ventana
estábamos nosotros
pensando con claridad,
dejándonos flotar
en el agua del después.

No había distancia,
ni física
ni mental.

La respiración 
acompasada
era el ritmo
de nuestra canción,
y teníamos
 –y tenemos, y tendremos
tatuada la letra
en nuestras pieles
sin necesidad 
de decirnos
nada”.

sábado, 3 de mayo de 2014

Scarpe rosse.

Volver y desconocer tu ciudad. Volver, más que con la frente, con el corazón marchito por dejar atrás el lugar en el que andábamos, bailábamos, corríamos descalzos. Volver a nacer con cada globo que volaba disfrutando de su absoluta libertad, como nosotros. Hacer de lo inicialmente ajeno algo tan nuestro que resulta difícil y absurdo plasmar en papel, pero que tendrá siempre su rincón dentro de cada uno de los miembros de este grupo que ya no guarda la distancia formal de respeto. Disfrutamos como niños de un breve periodo de tiempo que sólo puedo definir como mágico, y ahora no queda más remedio que echar de menos esa suciedad con la que calificábamos a la bella Bolonia, la falta de horas de sueño, el exceso de pizza, la carencia de voz y el escándalo español.

Un hilo nos une de forma permanente, hecho de despertares en una pequeña familia, de bromas inagotables, de escondites, de mambo, de mil idiomas diferentes, y de muchas, muchísimas carcajadas. Abrumados por la emoción de compartirlo todo cada día, para llevar a cabo un espectáculo que hasta el sol quiso ver, dejando marcas en nuestras pieles. La lluvia sólo acompañó a las lágrimas que aplaudían al final de una experiencia inolvidable. El gesto de soltar el globo al aire, la delicadeza de la unión entre hilo e hilo, la fuerza de la tela de araña, el verde impactante del ácido, la intensidad del rojo de los zapatos… Cada detalle gozaba de una importancia única, y todos los colores y los movimientos han quedado grabados en la retina.

La lista de agradecimientos a todas las personas que pusieron su granito de arena para que nos quedásemos con el delicioso sabor del teatro italiano es interminable, y recuerdo con ternura cada detalle que me hizo sonreír. La hospitalidad, la atención, ignorar qué es la vergüenza, encontrarse cómodo en un ambiente que desbordaba naturalidad, o acatar órdenes de una voz cercana -y nunca autoritaria-. No acabaría jamás si tratase de retratar cada escena que me conmueve cada vez que la evoco. Así que sólo me queda daros las gracias, a todos y cada uno de los que habéis formado parte de esta maravillosa vivencia.


Semplicemente grazie. 

domingo, 20 de abril de 2014

De vuelta.


Cómo contamina el aire de esta ciudad después de respirar en el paraíso. Qué corta se hace la estancia bajo el techo indeciso que cubre nuestro valle, y qué poco echaba en falta el encanto de Madrid. 


El tiempo ha ganado la carrera, pero ha llenado aún más el jarrón de los kilómetros recorridos en tu moto y en tus labios. Porque existen pocas cosas más bellas que compartir el café cada mañana y la cama cada noche. Y pocos remedios alivian más que dejarnos arropar por la risa cálida de los nuestros en ese clima frío, y que cale hasta los huesos el agradable ambiente.


Esta noche te confundo con las sábanas que me cubren. Echo de menos mirarte grabando a fuego tus rasgos en mi retina, preguntarte en qué piensas, comprenderte, exigirte, contarte, besarte. Porque las buenas noches al oído saben mejor, y todo aquello que es nuestro y sólo nuestro me deja un vacío abismal si no te tengo tan cerca que pueda olerte. 


Contigo, todo contigo. Viajar en coche o con un libro en la mano, sentirte cuando despierta mi cuerpo, ser tu lugar favorito para hacer confesiones. Te buscaré mil veces para escucharte con el monte detras de ti, y el mar a mi espalda. Y gritaré locuras contra el viento, pero sin soltarte jamás para no probar eso a lo que llaman miedo. 


Hiciste especial mi día, me regalaste más de lo que piensas y más de lo que pretendías. Y qué bonita esta segunda primavera a la que podemos llamar nuestra. Probablemente ahora pienses lo mismo, pero sin poder compartirlo mirándome a los ojos. Aun así, es fácil dejarse llevar y perder la vida colgada de tu cuello si somos dos, ahora que hemos aprendido qué pide el corazón cuando late tan fuerte, ahora que nos entendemos hasta en sueños y seguimos completando los rincones de todo lo que nos haces más vivos.


Ojalá no estuviéramos aquí, ni así. Pero tus palabras siempre me calman.

"Para volver, primero hay que marcharse".

domingo, 30 de marzo de 2014

Detalles.

Me dedico a confeccionar cartas que, aunque parecen enmarañadas, están hechas despacito y con esmero, por si acaso cayesen en la desgracia de cobrar sentido para alguien que no sea su destinatario. Y a veces dibujo en ellas las líneas de mi voz, o la acompaño de un retrato de mis gestos, para que la lectura provoque emociones distintas.
Tratan de cómo caminar bajo la luna y ni siquiera fijarse en ella. De no atender al estridente vagón de metro cuando hace su llegada triunfal al andén. De apenas darse cuenta de que le hemos robado una hora a la noche para regalársela al día. Porque al bajarse el inexistente telón, la primera mirada que se busca es la más franca, como la playa donde las olas comenzaron a moldear nuestra vereda. 
Las carreteras que me recorren de la cabeza a los pies, ayer congestionadas de tráfico tormentoso, hoy están libres de réplicas airadas y de angustiosa contaminación. Porque esta noche sólo las besa una delicada brisa, que susurra anhelos que crecen enredados, juntos. Y se me ocurren mil maneras de recorrerlas ahora que están vacías de emociones envenenadas -y sé, y sabes, que comenzaríamos por la ruta que nos llevase a la bella Florencia-. Con la música a todo volumen, o con el silencio más puro. Qué más da, la compañía que deseo ya hace suficiente ruido. Y qué bonito suena.
 Los ojos de azuladas pestañas soñarán esta noche con despertarse en una habitación distinta, junto a otro cuerpo. Y si no ocurre, esta mano que escribe sin descanso y enumera  tantos motivos de inspiración, se dedicará a escuchar canciones que iluminen casi tanto como los paseos hasta el portal. 
Pero sobre todo, nunca dejaré de escribirte.

jueves, 27 de marzo de 2014

De tu mano.

Un encuentro atravesado
en dos rostros
poco cuerdos.
Locos de atar
cabos sueltos
que duelen,
que curan;
de amar.
Una alfombra
de recuerdos,
un "donde sea,
pero contigo".
Y ser eternos.
O que mañana
ya no sea 
-para ti-
la más bonita de Madrid,
y aún me quieras.
Leerte la mirada.
Y que nadie te bese por mi.
Que nadie te componga
letras meditadas,
al azar,
sin sentido,
coherentes.
Que estemos
equivocadamente acertados,
riendo de todo
y de nada.
Recitarte caricias
al oído,
besarte
catorce veces,
y perder la cuenta
para empezar de nuevo.
Y por qué no
buscarte,
o buscarnos,
hidratados
en exceso.
Si me nombras
prometo
aterrizar en ti,
en tu humo,
en mi suerte.
Hasta entonces
cierra los ojos, 
saborea tu sed.
Que esta vez
entiendas
que verte,
escucharte,
o tocarte
significa más
que una noche estrellada
que predice un cielo azul.

lunes, 24 de marzo de 2014

Los de siempre.

Los viajes revelan que hay personas que van y vienen, otras que vienen y nunca se van, y algunas que ya no vienen porque eligieron irse. Y en mi caso los vaivenes rara vez son producto de mi propia voluntad, porque por desgracia hay muchos motivos que pueden empujar a cualquiera a abrazar la distancia, en términos espaciales y emocionales. Sin embargo hay situaciones en las que es mejor así; se agradece que se rompa un vínculo, es necesario. En otras ocasiones puede perseguirnos el fantasma de algo que nos complacía y se esfumó irremediablemente.

Hoy sé cuantas veces atraqué mi velero en muelles equivocados, y por ello me agrada saber también que en el puerto por el que me gusta pasear puedo contar con los dedos de la mano los buques de acero de los que dispongo para salir a altamar cuando así lo desee, sabiendo que comenzaron siendo modestos barquitos de pesca. Y aunque jamás cerraré las puertas a nadie que quiera ser parte de vivencias gratas, soy consciente de que poseo monedas tanto de reluciente oro como de peligroso cristal.

El oro es codiciado, es auténtico, perdura, y cierto es que puede sacarte de más de un aprieto. El cristal en cambio es traicionero, corta si no eres precavido, y puede quebrarse en cualquier momento. Yo no necesito bañarme en oro, ni deseo nadar en un océano de cristales. Sólo espero seguir siendo capaz de diferenciar en qué morada puedo refugiarme si me siento herida, independientemente de su fachada. Y ahora agradezco tener a esos cuatro gatos a mi lado de forma incondicional, porque aunque algunos vistan con frecuencia un disfraz, sé que se lo quitarían si les pidiera ayuda, debido a -o a pesar de- todo lo que hemos compartido.


Con kilómetros de por medio o sin ellos, la fortuna me ha acompañado en este aspecto. Los individuos más humanos, en el mejor sentido de la palabra, clavaron su bandera en el campo de la lealtad. Y con el corazón en la mano declaro que siempre que deambulemos por la misma senda, la fidelidad y el aprecio serán recíprocos.

lunes, 17 de marzo de 2014

Seguir encontrándonos.

Una breve escapada de esas que astillan el corazón al regresar, tan necesaria como la brisa en verano. Desaparecimos en medio de la nada, con la cabeza vacía de preocupaciones. Nos perdimos en nosotros, nos encontramos para no dudar. Sentados frente a un fuego que conjuntaba a la perfección con el helado atardecer, abrimos huecos entre las conversaciones que iban y venían para imaginarnos el futuro en voz baja. Las llamas perdían fuerza mientras nos la daban a nosotros, y compartimos el colchón para enredarnos, para confundirnos, para recorrernos con la mirada. Me vestí con tu piel y busqué tu calor sin querer cuando la noche se asentó tras las ventanas. Te rastreé tantas veces que fue imposible enumerar tus desvelos por mis caprichos, sin yo darme cuenta y sin que a ti te molestara. Y soñamos juntos, suplicándole calma al reloj para que no rompiera ese momento de delicada fortuna, pidiéndole que siguiera curándonos con esa eficaz terapia. Despertamos con la certeza de que sin abrir los ojos nos bañaríamos en palabras dulces y sinceras, y hoy cambiaría el mar por que sea tu voz lo primero que escuche cada mañana. El sol nos llamó para contarnos a qué sonaba la alborotada tranquilidad del paisaje que cubrió durante horas, y se casó con nosotros a lo largo del día enrojeciéndonos, calentando el asfalto que pisábamos. Nos sentimos, nos besamos en cada bar, una vez por cada cerveza servida. A pesar de avivar en alguna ocasión el huracán de los conflictos internos y de las disputas de dos, y pese a que enunciamos por ello ideas aterradoras y carentes de sentido, nos mantuvimos dentro del distrito que tiene como ley aprender a amarse de la mejor manera. El tiempo se escapó por la puerta de atrás sin avisar, y volvió brevemente a oscuras en forma de kilómetros de más, en los que cayó un aguacero de ganas de alargar los minutos que quedaban para disfrutar de la ternura de mi mano acariciando la tuya.

lunes, 10 de marzo de 2014

Volver a respirar.

La urgencia de los besos sin tregua es el claro reflejo del vacío que dejan si se ausentan, aunque sea por poco tiempo. Y mientras estos se suceden nosotros nos dejamos llevar, volviendo a tejer el fino hilo que se rompió, para convertirlo en una gruesa tela que limpie los restos de sangre que deja una guerra terminada. Y ahora perseguimos el sol entre calles, trenes y gente, y sin embargo sólo existimos nosotros y aquello que permitimos que nos acompañe: un arpa, una guitarra, nuestras voces… Y aunque todo conduce al incierto futuro, hemos dejado de imaginar un mañana para vivir cada puesta de sol como si ardiera el mundo cuando dejamos de vernos.
Toda una vida por delante para aprendernos hasta el número de veces que parpadeamos en un día, para comprobar si navegan otros barcos por nuestro mar que se ahoguen en las tempestades, para perdonar, para que me arranques bailes en plena calle o en la soledad compartida de tu habitación. Pero hoy no debemos tener prisa si no es para desnudarnos, ni siquiera tenemos que apresurarnos para volver a colocar este alboroto que provocamos con mil cristales rotos en nuestro interior.
Seguiremos recorriendo los rincones de Madrid, y amaremos sin querer hasta el canto de un pájaro que tuvo la suerte de volar a nuestro lado, porque el amor se contagia y se expande hasta los lugares más recónditos de este mundo tan falto de ese sentimiento. Y cada noche esperaré que me descubras nadando en tu vaso de ron, sin otra intención que la de ser la parte más grande de ti. Nos dolerá la mirada de no vernos, mientras yo me refugio en los restos de tu olor en mi piel, y tú sueñas con que duerma a tu lado.
Cada abril será una tregua, una pausa para echar la vista atrás y reescribirnos sin puñales y con rosas, una por cada objetivo conseguido, y llenaremos así la casa de primavera. Y sin hablar sabremos que la primera cerveza en un día pintado con tres colores fue la decisión más acertada que hemos tomado hasta hoy. Nos rescatamos de previos intentos fallidos de estabilidad, y hemos llegado a un presente en el que estamos cambiando nuestro escenario para desenvolvernos mejor, para medir la longitud de la ternura, para darnos el gusto de escuchar cómo respira el cuerpo que somos capaces de acariciar hasta sin tocarnos, cuando nos contemplamos con los ojos impacientes por volver a encontrarnos.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Lo que cuentan tus ojos.

"Ella me sorprendió cuando yo la esperaba entregado -para el agrado de ambos- a una de sus pasiones, la lectura. Sentí su presencia cuando llevaba unos segundos mirándome maravillada por la imagen que estaba contemplando su verde mirada. Tras un beso breve cogí su mano para caminar, y poco importaba hacia donde nos dirigiéramos. Hablé entusiasmado de detalles sobre mi nueva vida, con la certeza de que todas mis palabras serían de su agrado. Ella escuchaba paciente y distante a la vez, mientras entrábamos en diferentes establecimientos sin encontrar lo que buscaba. Y no me importó, porque cuanto más tardáramos en encontrarlo más se prolongaría ese paseo que me concedía un tiempo precioso para transmitirle mi ilusión por cada cosa que trato de cambiar. Y cuando llegamos a casa con las manos aún entrelazadas me dispuse de inmediato a complacerla con detalles, y junto a ella puse las primeras piedras del majestuoso castillo que será nuestro futuro. Y perdí la cuenta de los besos que me negó, y de las pequeñas puñaladas de rencor que salían de vez en cuando de su boca, porque sabía que no tenía intención de causar daño alguno, y porque lo único que me importaba era que ella estaba allí, a mi lado. Seguí después sus pasos hacia la despedida, regalándole un pedacito de mi amor en forma de dulce porque sé de qué manera le pierde el chocolate, y de nuevo tomé su mano para dejarla donde había aparecido unas horas antes. Y entonces fue ella la que habló con admiración de todo lo que había aprendido a lo largo del día, me hizo preguntas, me dio respuestas, y disfruté más que nunca de todas y cada una de las palabras que pronunciaba. Removió por unos minutos nuestro dolor por mis errores, aunque eso solo sirvió para estarle más agradecido. Pero la noche culminó con la melodía de su risa, esas carcajadas sinceras que verdaderamente echaba en falta, casi tanto como su olor. Me besó al despedirse como había prometido, y yo la correspondí con cien besos más, lentos y suaves, porque no pude parar de saborear esos labios que llevaba sin probar lo que para mí era una eternidad. Acaricié su rostro sin prisa, pensando una vez más que no podía dejarla marchar nunca. Y sin embargo me deleité con sus pasos cuando se alejaba de mi, mientras yo empezaba a contar los minutos para tenerla de nuevo entre mis brazos."

domingo, 2 de marzo de 2014

Para un desconocido.

El reloj se ha detenido en un momento en el que mi mundo está patas arriba, en el que me tortura una actuación que tú considerabas magistral pero yo jamás creí, porque te inventaste un guión que yo ya me sabía de memoria. Y sólo quiero que acabes con esta sensación de irrealidad, quiero que terminen tus mentiras que como balas me atraviesan sin que tú apenas pestañees; quiero que dejes de decir que ya no tienes nada que perder, porque no eres tú el que más está perdiendo. Necesito que pare esta guerra, necesito poder dormir,necesito saber dónde se rellena un depósito de lágrimas agotado. Pero sigues metiendo el dedo en la herida, abriéndola en vez de dejarla cicatrizar.
Y no puedo más. Porque las palabras son siempre la salida, pero deben estar bañadas en una verdad limpia. Y si tus repetidas frases apenas calan en mi interior porque no puedo creerte no sé qué nos queda. Quizá no nos quede nada. Quizá sea absurdo que aún desee fervientemente que luches por recuperar lo que perdiste. Es incoherente, sí, porque me estoy ahogando y todavía tengo la esperanza de que me rescates, de que recojas mis pedazos y me devuelvas todo lo que me has robado, de que cures cada una de las puñaladas.
Así que mírame a los ojos de nuevo y deja de ser un cobarde, confiesa, al menos hazlo porque si aún tienes sangre espero que te incomode saber que habría puesto la mano en el fuego por ti sin pensarlo y hoy no doy nada. Hoy no puedo apostar por ti, porque me has dado por hecho, porque aún perdiéndome has sido capaz de seguir ocultando. 
Desearía que el corazón no hablase, porque la razón no deja de gritarme que ya no mereces la pena, que no eres quien creía que eras, que me equivoqué, que estoy pagando el precio por algo que antes de mi te destrozó a pesar de que supe curarlo, que no puedo volver a confiar en ti. Y sin embargo no dejo de darte oportunidades para que vuelvas, para que rectifiques y me demuestres con hechos que puedo creer de nuevo en ti. Porque en lo más profundo de mi ser deseo que lo hagas.

miércoles, 19 de febrero de 2014

XIV

Abrí la puerta de un mundo del que tantas veces oí hablar, al que se referían como un lugar utópico. Ese que no tiene más ley que la de entregarte a alguien renunciando a otros besos, a otros cuerpos, a otras primeras citas -y a otras citas sin más-. Aquí pintas los paisajes a tu antojo, y puedes darle la vuelta al reloj de arena las veces que quieras y empezar a jugar de nuevo. Y aunque si se desata la tormenta las nubes lanzan truenos que resquebrajan a uno por dentro, cuando llega la calma los jardines se llenan de color y el viento baila con las flores. Pero no me molesta la tempestad. Porque en este lugar nacen las musas de los poetas, este lugar es en sí pura poesía. 
Todo aquel que presuma de tener sangre corriendo por sus venas debe viajar allí al menos una vez en su vida. Y es sencillo hacerlo, porque el lugar del que hablo se encuentra dentro de nosotros, es la cuna de las sonrisas tontas, es una mesa para dos, es una cama donde las sábanas se confunden con los cuerpos, es un paseo sin saber a dónde ir ni preocuparse por ello. En este lugar el sol sale siempre, y le pido que deje cartas a la luna para que ella las coloque debajo de esa almohada que alguna vez me ha visto dormir, y se evaporan entonces para convertirse en sus sueños. Aquí cada mañana brilla más de lo habitual, el fuego nunca quema, el hielo se derrite para que nos bañemos en su agua. Aquí sólo hay sitio para dos, pero cualquiera puede asomarse a mirar y comprobar que no estamos de paso, que nos quedaremos el tiempo que haga falta. Que sé que si uno de los dos huye no volverá aunque la puerta quede abierta, pero no lo haremos, porque sólo los cobardes huyen, y yo soy más valiente que nunca ahora que estoy arropada por su calor. La balanza está en perfecto equilibrio, y no dejamos jamás de alimentar los sentimientos con lo que se les antoje, los mimamos para que nunca quieran irse.
De su mano llamé al timbre de ese mundo del que hablo, y en mi estómago las pequeñas mariposas dejaron paso a jilgueros que cantaban día y noche. Y desde ese día allí vivimos juntos, aunque no siempre podamos vernos; dormimos bajo las estrellas y despertamos escuchando nuestra respiración. Y mis manos no pueden dejar de escribir para hacerle comprender lo que no sé poner en palabras cuando cambio cualquier cosa por acariciar su piel.

sábado, 15 de febrero de 2014

Desorden.

Dulce caos y amarga incoherencia. 
Lobos negros y ruiseñores blancos. 
Un sinsentido Una voz, un silencio. Cara y cruz. 
Verde esperanza, eso sí, jamás el verde de Lorca -a pesar de que la esperanza en ocasiones da la vida y otras la arrebata-.
La paradoja de quemarse con el hielo.
Exigencia. Prisa, mucha prisa. 
Pereza y perfeccionismo. 
Un perro fácil de adiestrar, y otro salvajemente rebelde.
Pasión ardiente, o frialdad. 
Un río de agua clara en el que bañarse, una catarata con destrucción asegurada. 
A veces lágrimas por que sí. Siempre carcajadas, ¿por qué no? 
Indecisión, pero no sumisión. 
Impaciencia, Meditación. 
El bello y temible océano.
La mejor de las virtudes. El peor de los defectos. 
Necesitar el amor, rechazar el amor, hacer el amor.
Ir, venir. 
Enamorarse de una ciudad y no querer volver jamás.
Un día soleado y lluvioso, sin arcoiris alguno.
Arte. Desastre.
El rugido de un león y el canto de una sirena. 
Una rosa con espinas. Una suave amapola.

Y quién no ha sido alguna vez desorden en estado puro.