Dulce caos y amarga incoherencia.
Lobos negros y ruiseñores blancos.
Un sinsentido Una voz, un silencio. Cara y cruz.
Verde esperanza, eso sí, jamás el verde de Lorca -a pesar de que la esperanza en ocasiones da la vida y otras la arrebata-.
La paradoja de quemarse con el hielo.
Exigencia. Prisa, mucha prisa.
Pereza y perfeccionismo.
Un perro fácil de adiestrar, y otro salvajemente rebelde.
Pasión ardiente, o frialdad.
Un río de agua clara en el que bañarse, una catarata con destrucción asegurada.
A veces lágrimas por que sí. Siempre carcajadas, ¿por qué no?
Indecisión, pero no sumisión.
Impaciencia, Meditación.
El bello y temible océano.
La mejor de las virtudes. El peor de los defectos.
Necesitar el amor, rechazar el amor, hacer el amor.
Ir, venir.
Enamorarse de una ciudad y no querer volver jamás.
Un día soleado y lluvioso, sin arcoiris alguno.
Arte. Desastre.
El rugido de un león y el canto de una sirena.
Una rosa con espinas. Una suave amapola.
Y quién no ha sido alguna vez desorden en estado puro.
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