miércoles, 12 de febrero de 2014

Julios Césares.

La magia del teatro es que nadie puede definirlo con precisión. El teatro son sensaciones, son emociones emitidas y recibidas. Es realidad y ficción, es placer en la dedicación y el esfuerzo. Cuando un actor sube al escenario, cruza una puerta que le baña en una nueva identidad. Entonces es el personaje el que habla, el que se mueve, el que respira. Es el propio Marco Antonio el que incita al público a llorar la muerte del César con las palabras siempre acertadas del maestro Shakespeare. Porque en eso consiste, en hacernos creer, en que nademos en un mundo paralelo al nuestro durante unas horas, en que disfrutemos de la historia, en que evitemos hasta toser para no romper el hechizo.
Y ahí estaba yo, por suerte. Trataba de analizar los movimientos de esos gigantes del género que tenía delante de mi, intentando entrever su técnica, exprimir hasta el más mínimo detalle que pudiera servirme de aprendizaje. Y de pronto me sorprendí a mi misma atrapada en los monólogos enunciados por Bruto sobre el honor, sobre el amor a su querida Roma. Había dejado el metódico análisis para dejarme llevar. Y entonces aprendí. Porque el teatro no es teoría, es pura práctica. La interpretación, como todo arte, requiere entrenamiento, enseñanza de los que ya brillan, de los que son aquello en lo que quieres convertirte. Y he comprobado que interpretar es saber llamar a la puerta de las emociones e invitarlas a salir con tal elegancia que no sean capaces de decir que no; es clavar una estaca en el pecho de los espectadores con cada lamento, quitándoles el aliento; es dejarles con ganas de más, reventándose a aplaudir entre algún "¡Bravo!" y vítores más que merecidos. El teatro es el arte de enamorar.

"Si acaso tenéis lágrimas ahora
preparados estad para verterlas(...)
Aquí el puñal de Casio deslizóse,
la brecha ved del envidioso Casca,
aquí la herida de su amado Bruto;
y al retirar el hierro maldecido,
ved cuál de César se agolpó la sangre,
cual si fuera de casa le siguiese
a averiguar resuelta si era Bruto
quien de manera tan cruel llamaba."
-Antonio. Julio César, de William Shakespeare.

No hay comentarios:

Publicar un comentario