domingo, 15 de junio de 2014

Reales.

"Cierra los ojos".
Así,
expectante,
con los ojos bien cerrados
y el corazón bien abierto
me dejé guiar
por tus manos al volante
camino a qué sé yo dónde.

Y los abrí
con tu boca en mi oído
recitando la introducción:
Aquí empezó todo.
Allí estábamos,
con catorce catorces,
con miles de motivos,
de secretos,
de heridas
más,
volviendo al kilómetro cero.

Después, la magia en mis oídos,
con un huracán de emociones
y gotas de sensibilidad
resbalando hasta el cuello,
porque ellos nos cantaban
a nosotros,
sólo a nosotros.
Así lo quise vivir.

Y el asiento del coche puede ser
lo que le pidamos
hambrientos de todo, 
sedientos de todo.

Creo que reí hasta morir,
que me alejé realmente
de la vida
contigo, 
que fallecí
entre carcajadas.
Y qué bonito fue.

También volví a reír
mientras bailamos,
porque una vez más
Suárez tuvo razón.


Y lo que vino después
de que el viento jugara con mi falda,
al abrir la puerta de casa
y cerrar la de la habitación
solo puede mencionarlo
tu memoria,
susurrando, 
para que no se lea
en nuestros ojos
el delirio 
por amarnos así.

No existen circunstancias
más deliciosas
que mi cuerpo dormido 
buscando el tuyo,
que despertar porque me besas,
que regalarnos libros.
No hay nada más satisfactorio 
que tu rostro
cuando te digo
que sólo nosotros
somos reales. 













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