domingo, 5 de octubre de 2014

Madrugada.

La desesperación y su capacidad de hipnosis. La muy puta siempre me encadena contra mi voluntad.

Y llego a la cama y no sé si aquello fue por haber perdido el tiempo, o porque cuando me falta el sueño me sobra la estupidez.

El caso es que esta mañana me he mirado al espejo te he visto en mis ojos. Y todo lo demás ha desaparecido. 

Porque no me importa.

Porque estás tú.

Con tus abrazos curativos y un sol de invierno en tu boca. 

Con tus manos fuertes y la magia que las baña.

Y así es como calmas a un león sin darte cuenta.

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