jueves, 27 de marzo de 2014

De tu mano.

Un encuentro atravesado
en dos rostros
poco cuerdos.
Locos de atar
cabos sueltos
que duelen,
que curan;
de amar.
Una alfombra
de recuerdos,
un "donde sea,
pero contigo".
Y ser eternos.
O que mañana
ya no sea 
-para ti-
la más bonita de Madrid,
y aún me quieras.
Leerte la mirada.
Y que nadie te bese por mi.
Que nadie te componga
letras meditadas,
al azar,
sin sentido,
coherentes.
Que estemos
equivocadamente acertados,
riendo de todo
y de nada.
Recitarte caricias
al oído,
besarte
catorce veces,
y perder la cuenta
para empezar de nuevo.
Y por qué no
buscarte,
o buscarnos,
hidratados
en exceso.
Si me nombras
prometo
aterrizar en ti,
en tu humo,
en mi suerte.
Hasta entonces
cierra los ojos, 
saborea tu sed.
Que esta vez
entiendas
que verte,
escucharte,
o tocarte
significa más
que una noche estrellada
que predice un cielo azul.

No hay comentarios:

Publicar un comentario