La urgencia de los besos sin tregua es el claro reflejo del
vacío que dejan si se ausentan, aunque sea por poco tiempo. Y mientras estos se
suceden nosotros nos dejamos llevar, volviendo a tejer el fino hilo que se
rompió, para convertirlo en una gruesa tela que limpie los restos de sangre que deja una guerra terminada. Y ahora perseguimos el sol entre calles, trenes y gente, y
sin embargo sólo existimos nosotros y aquello que permitimos que nos acompañe:
un arpa, una guitarra, nuestras voces… Y aunque todo conduce al incierto futuro,
hemos dejado de imaginar un mañana para vivir cada puesta de sol como si ardiera el mundo cuando dejamos de vernos.
Toda una vida por delante para aprendernos hasta el número
de veces que parpadeamos en un día, para comprobar si navegan otros barcos por nuestro mar que se
ahoguen en las tempestades, para perdonar, para que me arranques bailes en
plena calle o en la soledad compartida de tu habitación. Pero hoy no debemos
tener prisa si no es para desnudarnos, ni siquiera tenemos que apresurarnos
para volver a colocar este alboroto que provocamos con mil cristales rotos en
nuestro interior.
Seguiremos recorriendo los rincones de Madrid, y amaremos
sin querer hasta el canto de un pájaro que tuvo la suerte de volar a nuestro
lado, porque el amor se contagia y se expande hasta los lugares más recónditos
de este mundo tan falto de ese sentimiento. Y cada noche esperaré que me descubras
nadando en tu vaso de ron, sin otra intención que la de ser la parte más grande
de ti. Nos dolerá la mirada de no vernos, mientras yo me refugio en los restos
de tu olor en mi piel, y tú sueñas con que duerma a tu lado.
Cada abril será una tregua, una pausa para echar la vista
atrás y reescribirnos sin puñales y con rosas, una por cada objetivo
conseguido, y llenaremos así la casa de primavera. Y sin hablar sabremos que la
primera cerveza en un día pintado con tres colores fue la decisión más acertada
que hemos tomado hasta hoy. Nos rescatamos de previos intentos fallidos de
estabilidad, y hemos llegado a un presente en el que estamos cambiando nuestro
escenario para desenvolvernos mejor, para medir la longitud de la ternura, para
darnos el gusto de escuchar cómo respira el cuerpo que somos capaces de acariciar hasta sin tocarnos, cuando nos contemplamos con los ojos impacientes por volver a encontrarnos.
Al releer el texto aún se sienten más, tus palabras acarician el alma y dejan los sentimientos a flor de piel. Me ha encantado como expresas tus palabras en este blog. Es solo empezar y lo has hecho muy bien. Te animo a que sigas escribiendo en DE FUEGO helado y espero que sea pronto. Me quedo con ganas de leerte ;)
ResponderEliminarCada vez que escribo lo hago casi por necesidad, cuando siento tanto que me desborda, y me ilusiona un montón que mis palabras calen a quien las lea. ¡Muchas gracias!
EliminarMe alegro que te hayan gustado mis palabras, son varios blogs los que llevo, te invito al mío personal donde ya estás agregada a mi lista de blogs. Espero que te guste. http://cuentosdeestaepoca.blogspot.com.es/ :)
ResponderEliminar